En enero se cumplirán 75 años de la muerte de George Orwell, un escritor fundamental, que atravesó las décadas más terribles del siglo XX y para concluir que, “cada línea que he escrito desde 1936, ha sido escrita, directa o indirectamente, contra el totalitarismo y a favor del socialismo democrático”. Quienes hemos disfrutado de su obra solemos recordar otra cita suya: “En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”. Pues bien, la verdad es esta: Alfredo Canteli subirá el IBI a toda la ciudadanía ovetense un 7,5%, subirá el agua un 10%, subirá la recogida de basuras casi un 80% y los servicios de conciliación un 65%.
La rebaja fiscal que prometió en campaña el hoy alcalde Canteli se ha convertido un año después en la mayor subida de impuestos y tasas municipales de la historia local. Canteli no cumple. Esa es la verdad. Ni siquiera el ‘catastrazo’ que intentó en su día Gabino de Lorenzo llegó a tanto, ya que la presión ciudadana rebajó aquella subida del IBI a golpe de manifestación en 1995.

Lo que propone el equipo de gobierno para 2025 es, ni más ni menos, recaudar del bolsillo de los ciudadanos cerca de 11 millones de euros más. Y lo justifica con una mentira peligrosa. Es una verdadera frivolidad responsabilizar de la brutal subida de tributos a un supuesto aumento del ‘gasto social’. Es una forma de aproximarse al discurso de la extrema derecha, de señalar a quienes más necesitan del apoyo público. Y, además, es mentira.
El pasado domingo la concejala de Economía trataba de agarrarse a este envenenado discurso para defender la brutal subida de impuestos y tasas que lleva su firma y la del alcalde. Pero la verdad es otra. La verdad es que este equipo de gobierno tiene un grave problema con el artículo 31.2 de nuestra Carta Magna. Ese mismo que dice “el gasto público realizará una asignación equitativa de los recursos públicos, y su programación y ejecución responderán a los criterios de eficiencia y economía”. La verdad es que con Canteli no hay programación ni planificación alguna y el dinero de todos se dilapida lejos de esos criterios de ‘eficiencia y economía’.
Volvamos al artículo para tomar dos ejemplos. Nos anuncia el equipo de Canteli que en 2025 el Ayuntamiento se va a gastar 12,6 millones en comprar autobuses eléctricos y otros 6 en las obras del centro social de Ventanielles. Al margen de que intente colar ambas iniciativas como ‘gasto social’, que tiene bemoles, se trata de dos actuaciones para las que el Ayuntamiento dispuso de fondos europeos, que Canteli malogró. En 2022, mientras decenas de capitales se beneficiaron de los fondos Next Generation para renovar sus flotas de transporte urbano, el PP dejó escapar la oportunidad y perdió casi 6 millones de euros que hubieran servido para la adquisición de 23 autocares. El caso del centro social de Ventanielles es más cercano en el tiempo, pero igualmente ilustrativo, con la pérdida de 4,5 millones de los fondos EDUSI el pasado 31 de diciembre.
O lo que es lo mismo: el propio equipo de Canteli reconoce que nos subirá los impuestos a todos y todas las ovetenses para hacer lo que se pudo hacer con fondos de otras administraciones. Nos sube tasas y tributos para tapar su incapacidad de gestión, su despilfarro y su improvisación.
La subida generalizada de tasas e impuestos que plantea ahora el PP no solo es la mayor de la historia, es que es tremendamente injusta. Canteli pretende subir el IBI general, el que se paga por pisos o plazas de garaje, el que pagamos toda la ciudadanía, un 7,5% y recaudar unos 6 millones de euros más de todas las familias de Oviedo; mientras que a los grandes propietarios les ha rebajado el impuesto un 28% desde que es alcalde.
Si fuese necesario un esfuerzo tributario, ¿no sería justo que se pidiese más a los que más tienen? Canteli prefiere lo contrario: exigir más impuestos a todas las familias, ningún esfuerzo a los grandes propietarios y perdonar 3,6 millones de euros de IBI a un fondo suizo. Ninguna formación que defienda como nosotros los principios de la justicia social puede respaldar un expolio como este.
Los socialistas defendemos otra cosa. Los impuestos deben ser todo lo progresivos que se pueda y la gestión, todo lo rigurosa que se debe. Para ello es fundamental planificar. Oviedo no puede seguir con un Plan General diseñado en 1996, no puede seguir sin revisar su Plan de Movilidad, sin un plan estratégico que defina su futuro, lo que esta ciudad quiere ser camino de la segunda mitad del siglo XXI.
Esa es la ambición con la que deberíamos trabajar: fijando objetivos –en lo económico, en lo social o medioambiental- y, después, diseñando las herramientas y asignando los recursos necesarios para alcanzarlos. Nosotros defendemos, por ejemplo, que Oviedo debe aspirar a ser Capital Europea de la Cultura en 2031. Lo creemos, y así lo propusimos, por la capacidad que tendría un evento como este para transformar nuestra economía, nuestra educación o nuestro urbanismo. Pero también creemos en una fiscalidad progresiva, en la justicia social y en que las personas deben estar en el centro de la política, sobre todo de la local.
Por eso, ni nos creemos que comprar autobuses eléctricos sea un ‘gasto social’ ni creemos que las ordenanzas fiscales de Canteli sean justas ni buenas para Oviedo. ¿Por qué le sube el PP el IBI, el agua, la basura o la conciliación a las familias, pero les ha bajado un 28% a los grandes propietarios?. Parafraseando a George Orwell en ‘Rebelión en la granja’, para Canteli ‘todos los contribuyentes son iguales, pero algunos son más iguales que otros’.
Es que Canteli ni siquiera ha hecho el esfuerzo de aplicar las bonificaciones y exenciones que permite la ley para proteger a las personas en riesgo de exclusión social. Es la mayor subida de impuestos y tasas de la historia democrática de Oviedo. Es el recurso fácil de un alcalde que ni planifica ni trabaja y se presenta en casa de todos los ovetenses a pedirles más dinero para seguir con su despilfarro.
Hay otro modelo, uno que reparte las cargas fiscales y cuida la gestión de los recursos públicos. Es el nuestro, el que se construye desde la ambición y la responsabilidad, el que se merece Oviedo.