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Propuestas para acompañar al reconocimiento del autor de «La Regenta» como hijo adoptivo de Oviedo
Carlos Fernández Llaneza es portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Oviedo
«Oviedo ha liquidado honrosamente la deuda que tenía contraída con aquel asturiano que se llamó Leopoldo Alas y que universalizó su seudónimo de ‘Clarín’ con el que firmaba sus inolvidables artículos periodísticos y sus ácidas críticas literarias». Así encabezaba el diario «El Carbayón» la noticia sobre la inauguración del monumento a Clarín el martes 5 de mayo de 1931. Seis años después, su monumento, que había sido erigido con aportaciones de la ciudadanía, sería profanado poniéndole primero una cabeza de burro y dinamitándolo después. Juan Antonio Cabezas, bajo el seudónimo de «Boy», escribía el 6 de mayo de 1937 en el diario «Avance»: «Hicieron pedazos aquellas piedras, símbolos ya, en lo que representaba su cabeza ungida de noble serenidad, y lo que perdura de su vida de luchador como emblema de su pensamiento, la verdad». Y, desde entonces, parece que sobre la figura de Clarín se decretase una «damnatio memoriae» cubriendo su figura bajo el polvo del olvido. En 1956 se encargó al escultor Víctor Hevia un nuevo busto pero hubo que esperar hasta el 25 de abril de 1968 cuando el alcalde, Manuel Álvarez Buylla, ordenó colocarlo. Me pregunto: ¿ha liquidado Vetusta honrosamente la deuda contraída con Clarín? No. Por eso me congratulo de que en 2024, 140 años después de que se escribiera la que, sin duda, es la mejor novela del siglo XIX, Oviedo dé pasos para ir saldando esa deuda. Con ese objeto se constituyó la comisión encargada de organizar distintos actos para situar el nombre de Clarín donde merece. En primer lugar, ¡por fin!, declarar a Leopoldo Alas hijo adoptivo, honor que, inexplicablemente, aún no poseía. Desde el Grupo Municipal Socialista queremos sumar diferentes propuestas con la esperanza y el deseo de que esta necesaria conmemoración concite el merecido consenso municipal y ciudadano.
Entre esas ideas, creemos necesaria la identificación de los principales lugares relacionados con su vida: Uría 34, donde escribió «La Regenta»; Campomanes, calle en la que residió y escribió «Su único hijo» (1890) o Fuente del Prado donde falleció, el 13 de junio de 1901.
Sería conveniente la restauración del monumento. Falta el relieve, obra de Manuel Laviada, «La verdad desprovista de toda hipocresía», así como dotarlo de agua.
Pertinente sería una exposición con los fondos cedidos por su familia a la biblioteca Pérez de Ayala, entre los que se encuentra el manuscrito de La Regenta, distintas ediciones de la novela, archivo y objetos personales. En el Museo del Pueblo de Asturias se custodia el boceto de la cubierta de la primera edición. Asimismo se podría contar con fondos interesantes de la SGAE de Madrid; sirvan como ejemplo la partitura de «La Regenta: el Musical» de Sigfrido Cecchini; la de la Ópera «La Regenta» con música de Marisa Manchado y libreto de Amelia Valcárcel, o la de «The Asturian Sisters» con dirección de Eladio de Pablo. La famosa sastrería Cornejo atesora vestuario utilizado en series y películas que enriquecerían esta exposición. Y, complementariamente, diversas obras pictóricas con La Regenta al fondo. De uno interés sería un coloquio sobre «La Regenta» en el cine, contando con prestigiosos directores y actores que participaron en las producciones más relevantes.
Clarín escribió también varias obras de teatro aunque sólo se llegó a representar una: «Teresa», estrenada en 1895 en el Teatro español de Madrid con pateos por parte del respetable, sin duda, «amigos» del autor. Grupos de teatro locales también podrían poner en escena obras como «Vetusta: sombras y fantasmas de La Regenta».
Por supuesto, la implicación de los más jóvenes sería también necesaria. A través de la concejalía de educación se podría establecer un programa de divulgación de la vida y obra de Alas o la convocatoria de un concursos de dibujo o relatos cortos.
Ciclos de conferencias, mesas redondas o coloquios en necesaria colaboración con la Universidad y el RIDEA que aportarían nuevas miradas sobre su obra. Y, ¿por qué no?, una cátedra dedicada a su persona. Imprescindible en este apartado contar con la colaboración de tres de los mayores expertos en la obra de Clarín: Yvan Lissorgues, Jean-François Botrel (a quienes el pasado viernes el Gobierno del Principado designó como hijos adoptivos de Asturias) y Ricardo Labra además de, por supuesto, con su familia. Seguro que se pueden sumar más iniciativas para dar el realce necesario y justo a un autor que trascendió los límites geográficos y literarios y que consta entre las grandes figuras de la cultura europea, y que, por cierto, puede ejercer como puente imprescindible a ese objetivo común de lograr la capitalidad cultural europea en 2031. Por lo tanto: ambición, unidad, ilusión y ganas.
Aunque le «nacieron en Zamora», Clarín se sentía ovetense. José Ignacio Gracia Noriega lo definía acertadamente como una «representación inspirada del espíritu ovetense, no solo por él, sino porque, gracias a él, los ovetenses somos más ovetenses». Clarín, me atrevería a decir, entendía Oviedo. Sentía Oviedo. Amaba Oviedo. Y, como escribió Martínez Cachero: «Era de esperar que creara Vetusta, reflejo de Oviedo. ‘La Regenta’ es la novela de un vecino de Oviedo».
Estamos a tiempo de darle la razón a Cabezas cuando creía en 1931 que Oviedo había liquidado honrosamente la deuda que tenía contraída con Clarín. A día de hoy no me atrevería a afirmarlo. La bien novelada debe rendir, sin duda, el tributo que Clarín merece y que su memoria sea, por fin «renovatio memoriae».