Agosto, mes de transición entre el fin del curso y el inminente inicio del siguiente, nos brinda una excelente oportunidad para reflexionar y planificar el futuro. Es un momento de pausa en el que podemos evaluar de dónde venimos y a dónde queremos ir, especialmente en nuestra dedicación municipal. Tras un año en esta Corporación, es hora de valorar lo logrado y entrever los mimbres del resto del mandato.
El 17 de junio del año pasado, durante mi intervención en el pleno de constitución de la nueva Corporación, expuse cómo sería la oposición del Grupo Municipal Socialista: constructiva, responsable y positiva, siempre en busca del bien común, aportando nuestras propuestas para mejorar cualquier proyecto. Y, por supuesto, cumpliendo con nuestra obligada tarea de fiscalización de la acción del gobierno. Apostando por un modelo de ciudad centrado en las personas, con políticas sostenibles y por un urbanismo amable y humano. Nuestro objetivo es claro: transformar Oviedo para afrontar los desafíos del siglo XXI, tal como hicimos en los años 80, cuando los socialistas impulsamos un cambio significativo que benefició a todos los ciudadanos con el fin de los cortes de agua, o la apertura de nuevos parques como, entre otros muchos, el de Purificación Tomás.
También expresé nuestra esperanza de que estas propuestas fueran consideradas por la mayoría, confiando en que no actuaría como un rodillo sordo ante casi la mitad de los votantes representados por los trece ediles que no formamos parte del gobierno. Concluí afirmando que «coincidiremos en ocasiones. En otras no. Y así lo haremos saber. Nuestra lealtad, incuestionable, es con los ovetenses».
Por el contrario, quince meses después, la realidad es decepcionante. Prácticamente todas nuestras propuestas se han estrellado contra un muro. La mayoría absoluta deriva hacia una mayoría absolutista que no se detiene. Tenemos un alcalde anclado en la soberbia, la testarudez, y en una obsesiva y delirante creencia de que estar en desacuerdo con él es estar en contra del progreso de Oviedo. Un alcalde que persiste en sus errores, con nula autocrítica, escaso talante democrático y empeñado en gobernar para unos pocos. Desde nuestra lealtad incuestionable con la ciudadanía de todo el concejo, manifiesto mi decepción ante un alcalde desnortado, insensible e ineficaz.
Lamentablemente, nos encontramos con un gobierno municipal que carece de ambición y visión de futuro. Los datos están ahí. Frente a los habituales discursos triunfalistas, a Oviedo se le escapa el tren del progreso y la prosperidad. Según SADEI, en 2023 el empleo en Oviedo creció un 1,7%, casi la mitad que la media de España (3,0%) y un poco menos que Asturias (1,8%) o Gijón (2,1%).
La gestión actual se centra en operaciones económicas que parecen más especulativas que transformadoras, dejando de lado las verdaderas necesidades de la ciudadanía.
No hay futuro sin planificación ni plan que pueda aplicarse sin escuchar y hacer partícipe de él a la ciudadanía. Lo creemos de verdad. Oviedo sigue sin Plan de Movilidad, sin Plan Estratégico y sin Plan General de Ordenación, que Canteli dejó morir dilapidando cientos de miles de euros. El urbanismo sin plan es una invitación a la especulación, a la improvisación y al abuso. Mientras nosotros proponemos un modelo de ciudad inclusivo y progresista, el gobierno actual parece estancado en una gestión ineficaz donde las oportunidades de progreso se pierden.
En poco más de un año, hemos visto cómo se han desaprovechado fondos esenciales para el desarrollo urbano y social de nuestra ciudad. Los cinco millones de euros perdidos de los fondos EDUSI o los 2,5 millones destinados a la reforma de El Fontán, que quedó sin realizar, son ejemplos claros de una falta de dirección clara y de diálogo con la sociedad. Claro ejemplo de oportunidades perdidas para mejorar nuestra ciudad y responder a las demandas de los ciudadanos.
Además, la reciente compra de la galería comercial del Calatrava por cinco millones de euros, sin un plan claro para su uso futuro, refleja una gestión que prioriza los intereses económicos de unos pocos sobre el bienestar común. Nuestro modelo apuesta por invertir en infraestructuras que beneficien a toda la comunidad y fomenten el desarrollo económico inclusivo.
Canteli también se ha empeñado en gastar un millón de euros en un recinto ferial en La Florida, en contra de la opinión de la mayoría de los vecinos, y tras un año, su única idea ha sido destinar un cuarto de millón de euros más para abrir un bar. ¿Debe un Ayuntamiento gastarse dinero público en bares o en becas de comedor? Hay preguntas que se responden solas, salvo que se las hagan a Canteli.
Por otro lado, su interés por la hostelería amenaza con modificar el Campo, un recinto vital y de gran significado identitario, al que pretende agregar un «restaurante de referencia», ignorando todas las recomendaciones de Patrimonio y el Plan Director, que permanece olvidado en un cajón.
La zona rural, olvidada; la política cultural, recortes y falta de criterio. Tememos, y no sin razón a la luz de los precedentes, que esa apuesta nuestra para hacer de Oviedo la Capital Europea de la Cultura en 2031 descarrile. Pelearemos para que no sea así. También lo haremos para alcanzar un consenso para que las fiestas, convertidas ahora en una sucesión de terrazas y conciertos de pago, sean populares y tengan identidad propia.
Y como guinda, un alcalde que ha dejado a 1.400 niños y niñas, que cumplían todos los requisitos, sin beca de comedor.
Frente a esta nefasta gestión y la constatada falta de ambición del equipo de gobierno, los socialistas estamos comprometidos a trabajar por un Oviedo más justo y próspero para todos. Trabajando con determinación situando a las personas en el centro de las políticas. Impulsando proyectos que respondan a las necesidades reales de la ciudadanía, con un enfoque en la sostenibilidad, la cultura, y un urbanismo que promueva la calidad de vida. Es tiempo de que Oviedo recupere la ambición y el impulso transformador que necesita. Estamos listos para construir juntos una ciudad que mire al futuro con confianza y optimismo.