Artículo de la concejala del Grupo Municipal Socialista Sonia Fidalgo

Un año más llegan las Fiestas de San Mateo a Oviedo, el momento del año en el que propios y extraños buscan un espacio de convivencia y felicidad. Somos muchos los que echamos de menos el modelo que allá por el año 1983 Antonio Masip implantaba en la ciudad, abriendo al tejido social la oportunidad de compartirse en la alegría. Y si hay algo que preocupa a muchos vecinos y vecinas de Oviedo es la pérdida de esa identidad. Cuando hace 40 años el equipo de Antonio Masip abre, durante los días de fiesta, las calles a la sociedad civil, no sólo fue por una cuestión de números, esa decisión guardaba un afán de cordialidad entre unos vecinos y vecinas que durante unos días olvidaban rencillas del pasado. Las fiestas y estas nuestras –acotadas a un espacio concreto, abarcable y lleno de vida— tienen en su impronta un espíritu educador. Y es que a principios de los 80 en Oviedo ya se había ganado un espacio de libertad democrático.
No fue baladí la influencia del Txomin Barullo de Bilbao, y aquí en Oviedo, pudimos disfrutar de charlas increíbles en La Guinda, risas con olor a hierbabuena en El Rincón Cubano o encuentros impensables en el Topu Fartón.
Las asociaciones vecinales trabajan todo el año orgullosas por tener la oportunidad de compartir lo que eran durante esos días al vecino de al lado; lo mismo ocurría con las asociaciones deportivas y por supuesto las religiosas.
Oviedo, con toda esa fuerza, se convertía en el cierre del verano en Asturias y aquí acudíamos todos a reencontrarnos con los de siempre y con los de nunca. Pero todo esto, desde hace unos años, desapareció.
Son muchas las voces que justifican estos cambios a la coyuntura; por supuesto que eso influye, pero las circunstancias adversas no deberían nunca alejarnos de la esencia de lo que somos.
San Mateo era buen gusto, alegría, reivindicación, vermús eternos arreglando el mundo y generando espacios de cultura y pensamiento. Noches de conciertos, de bocadillos, de guiños a la noche y sorpresas. En el San Mateo de mi juventud pude ver a Slash –miembro de la troupe de Michael Jackson y sabedor de dónde podía suceder la magia— tocando la guitarra con los Stormy Mondays en el Pinón Folixa, uno de tantos ´chiringuitos´ que por arte de birlibirloque nos arrebataron.
Lo primero es centralizar, les fiestes de Uviéu —Tambor y gaita. Y los d´alredor gaita y tambor— son les fiestes d´Uviéu. Las decisiones políticas transformadas en realidad práctica tienen consecuencias. Y el Oviedo de 1983, con Masip a la cabeza, fue una época en la que la ciudad se convirtió en el centro especular donde se reflejaba la modernidad.
La herida que las decisiones políticas de estos últimos años dejaron, tardará tiempo en recuperarse. Su clientela cayó en una trampa: pensar que quien trabaja altruistamente ganaba mucho dinero y que ese dinero se destinaba a financiar campañas contra la virtud de la clase media.
Toda fiesta tiene sus truenos, nunca llueve a gusto de todos, pero si algo demostraron las fiestas de San Mateo es que fueron capaces de congregar multitudes felices.
No lo puedo negar, me duele que de los chiriguintos llenos, hayamos pasado a barracones sin personalidad. Y mientras nos alejan del centro – y nuestro centro cultural en San Mateo está alrededor de la Catedral con todo lo que ello significa – nos diluimos en nada.
Pero quienes me conocen saben que confío en la bondad de las personas y en sus buenas intenciones y no dudo que en su afán está en hacer lo mejor por los y las ovetenses. Por eso creo que las fiestas que están a punto de comenzar tienen algún que otro atisbo de mejora. Ha hecho bien Covadonga Díaz en corregir algunos aspectos que creo son positivos y son un primer peldaño para la recuperación de las fiestas de San Mateo. Han programado unos conciertos en la calle Uría: es decir, los han acercado al Centro de Oviedo, los acercan tímidamente a la Plaza de la Catedral, han recuperado los bailes en el Bombé, vuelve el Rock al Antiguo, de todo esto nos felicitamos.
Ahora bien, no logro comprender cómo se sigue permitiendo la desaparición de una seña identitaria de primer orden como fueron los chiriguintos. Una idea inteligentemente exportada de las Fiestas de Bilbao que nacieron de un concurso público de ideas. Ellos planteaban un modelo de chiringuitos «Txoznas» con identidades diversas y altruistas y aquí las cargamos de ilusión e inteligencia.
¿Debería el equipo de gobierno hacer un concurso de ideas para las próximas fiestas de San Mateo?
¿Debería el ayuntamiento de Oviedo luchar porque estas fiestas estén al alcance de todos y apartar tanto ocio de pago?
Una fiesta como sabemos «ye un montonin de xente» que tiene la virtud de educar en la alegría, que da la oportunidad del reencuentro, en la que como dice el gran Serrat en su mítica canción FIESTA «el prohombre y el villano bailan y se dan la mano sin importarles la facha».
Invito a que todos salgamos a disfrutar de las Fiestas de San Mateo, a compartirse en la alegría, pero también a que hagamos un buen análisis y que, entre todos, el próximo año lleguemos de nuevo a esa esencia única de las fiestas de la ciudad de Oviedo. Felices Fiestes de San Mateo.