• El edil socialista defiende en el Pleno del Ayuntamiento de Oviedo un Pacto de Rentas que incluye medidas como el incremento progresivo del salario mínimo interprofesional hasta 1.000 euros mensuales en 2020

El concejal Diego Valiño Seva ha reivindicado en el Pleno del Ayuntamiento de Oviedo la necesidad de romper con la dinámica instaurada por el Gobierno del PP en España y acabar con los bajos salarios, la precarización y las y los trabajadores pobres. El edil socialista ha abogado por un Pacto de Rentas que contemple, entre otras medidas, que el salario mínimo interprofesional se incremente de forma gradual hasta alcanzar los 1.000 euros mensuales en 2020. Valiño ha defendido la proposición del Grupo Municipal Socialista sobre un nuevo modelo de salarios, que fue aprobada con los votos en contra del PP y la abstención de Ciudadanos.

En su réplica a los grupos de la oposición, y en alusión a medidas concretas que se hayan tomado en el Ayuntamiento de Oviedo, Valiño ha recordado que “cuando llegamos al Gobierno, los trabajadores de los planes de empleo estaban asumiendo funciones que no debían asumir y si hablamos de salarios, estaban cobrando un salario indigno”.

A continuación, reproducimos la intervención de Diego Valiño Seva de defensa de la proposición del PSOE en el pleno:

“Desde el Grupo Municipal Socialista pedimos el apoyo del Pleno del Ayuntamiento de Oviedo a esta proposición, que trata sobre un asunto que lamentablemente ha ido incrementándose desde que el señor Rajoy está en La Moncloa, y tiene que ver con el aumento de la desigualdad salarial.

Esta situación ha derivado en un importante aumento del fenómeno de las trabajadoras y los trabajadores pobres, cuestión que debería alarmarnos, porque sin salarios dignos la recuperación de nuestro país quedará en tela de juicio. Este modelo se ha consolidado y la brecha se hace cada vez más grande. El actual modelo salarial en España está impidiendo que la leve recuperación económica se extienda a la mayoría de la población española. Además de los nefastos efectos sociales que acarrea, también desde el punto de vista estrictamente económico el modelo actual tiene cada vez menos sentido, porque imposibilita la normalización del consumo de los hogares, que aún se encuentra por debajo del nivel previo a la crisis. Tiene que ser un objetivo prioritario, por tanto, romper la dinámica instalada en España de bajos salarios, precarización y aparición de trabajadores y trabajadoras pobres, y dar paso a un nuevo modelo de salarios decentes en nuestro país, basados en un reparto más justo y equitativo.

Como representantes del pueblo de Oviedo, conscientes de las dificultades que tienen muchas personas en nuestro municipio y en nuestro país para llegar a fin de mes, debemos exigir cuantas medidas sean necesarias para acabar con esta desigualdad. Sustituir el actual modelo salarial no va a ser tarea de un día, pero no podemos mirar para otro lado y debemos contribuir en atacar este problema de manera gradual.

Hay que recordar la importancia de las negociaciones colectivas, que tras la aprobación en 2012 de la lesiva reforma laboral del PP, que las y los socialistas instamos a su derogación, los convenios de empresa priman por encima de los sectoriales, provocando que las trabajadoras y los trabajadores hayamos perdido poder de negociación. Es por ello que se debe favorecer incrementos salariales anuales en los acuerdos entre Patronal y Sindicatos, para lograr que en 2021 los salarios hayan recuperado el peso que tenían en el reparto de la renta nacional en el período previo a la crisis.

Se debe consensuar con los Sindicatos un incremento gradual del salario mínimo interprofesional hasta alcanzar los 1.000 euros mensuales en 2020. Recordemos que en España está actualmente en 707 euros, frente a los 1.458 euros en Francia.

Se debe atajar los abusos de la contratación temporal. No puede ser un instrumento para precarizar la mano de obra, por lo que se debe reforzar el principio de causalidad como única justificación, acompañado de un refuerzo en la inspección de trabajo para que dichos contratos sean realmente una herramienta transitoria y excepcional.

Los salarios de las empleadas y los empleados públicos deben estar equiparados con el aumento de la inflación, incorporando complementos adicionales que permitan ir recuperando el poder adquisitivo perdido, así como generalizar la implantación de las 35 horas semanales en el sector público sin que disminuyan las retribuciones económicas.

Es vergonzoso, pero la realidad nos dice que las mujeres siguen cobrando menos que los hombres en iguales tareas. Esta brecha salarial de género se podría solucionar exigiendo mayor transparencia. Se necesitaría exigir a nivel de empresa la obligatoriedad de que los sueldos de todas las empleadas y de todos los empleados sean conocidos con el fin de detectar las desigualdades que hoy se disfrazan en la diversidad de contratos.

Es tremendamente preocupante el futuro de las y los jóvenes. Necesitamos un plan de choque para la revisión y promoción del contrato relevo, del contrato en prácticas, la puesta en marcha de una verdadera política activa de empleo, regular las prácticas no laborales y los programas de becarios. Eso sin contar que España sigue en el segundo puesto en desempleo juvenil y miles de jóvenes no tienen otra opción que salir de nuestro país a buscar oportunidades laborales.

Otra cuestión con la que hay que terminar es con los falsos autónomos, es decir, trabajadoras y trabajadores cuyos vínculos son, en la práctica, los propios de una asalariada y asalariado, pero que se ven forzados a prestar sus servicios por cuenta propia, con lo que acaba convertiéndose en un ejemplo más de precarización y, me atrevería a decir, de explotación laboral.

Centrarnos en estos asuntos es elemental para la calidad de vida de la ciudadanía española. Desde que gobierna el PP la desigualdad salarial se ha disparado, y quienes peor parte se han llevado son precisamente las trabajadoras y los trabajadores con menores sueldos. La figura de la trabajadora y del trabajador pobre nos deja en una mala situación como país. El señor Rajoy se fotografió antes de celebrarse las elecciones de 2011 en una cola del paro, asegurando que su llegada al gobierno conllevaría crear puestos de trabajo de calidad. No solamente no ha sido así, sino que la población activa es menor. Trabajar hoy en España no siempre garantiza llegar a fin de mes, y no me refiero a casos como el de Esperanza Aguirre, que varias veces dijo mientras ocupaba responsabilidades políticas que no era suficiente lo que ganaba, que en algunas etapas de su trayectoria llegaron a ser 100.000 euros al año. Me refiero a la figura del trabajador y trabajadora real, a quienes tenemos que dar solución y no obviar su problema. A nuestro alrededor tenemos muchos ejemplos y es imprescindible ir a un nuevo modelo salarial.”