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La lealtad que se espera de la oposición en un Ayuntamiento y el papel que ha de tener el gobierno
Estos días he vuelto a saborear la lectura de «La democracia en América», de Alexis de Tocqueville. En esta imprescindible obra, el filósofo y político normando hace un encendido halago del municipio (el township jeffersoniano) como núcleo esencial de la actividad política. Para Tocqueville, «(…) es en el municipio donde reside la fuerza de los hombres libres» y concluye con unas bellísimas palabras, señalando que «sin instituciones municipales, una nación puede darse un Gobierno libre, pero no tendrá el espíritu de la libertad». Para alguien como yo, municipalista convencido que se ha pasado media vida estudiando la gobernanza local desde un punto de vista teórico, el poder formar parte de la corporación municipal de Oviedo durante este mandato supone una enorme satisfacción y una responsabilidad a partes iguales. Así, el modesto y a la vez importantísimo papel que la ciudadanía de Oviedo me ha asignado es el de ser un concejal de la oposición.
No obstante, al contrario de lo que sucede en el ámbito nacional o autonómico, en la política municipal Gobierno y oposición actúan en el marco de una institución (la corporación municipal), lo que obliga a ambos (equipo de gobierno y concejales de la oposición) a adoptar un plus de institucionalidad, de respeto a las instituciones, teniendo en cuenta que lo que cada uno de nosotros haga o diga va a tener consecuencias y repercusiones en la imagen de la institución municipal en su conjunto. Y es con ese alto sentido de institucionalidad con el que el Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Oviedo ha tomado posesión de sus actas. Somos conscientes de cuál es nuestro papel y de cuál es nuestra función. Así, parafraseando al diputado Ortega en su memorable discurso en las Cortes republicanas del año 1931, nosotros no hemos venido aquí a hacer «ni el tenor, ni el payaso, ni el jabalí».
Dicho esto, este compromiso de llevar a cabo una oposición sería, rigurosa y responsable, manifestado por nuestro portavoz Carlos Fernández Llaneza en sus primeras palabras en el pleno de constitución del pasado mes de junio, exige una justa reciprocidad por parte del equipo de gobierno del señor Canteli; y ello porque la lealtad institucional, el consenso político básico y la capacidad de negociar y llegar a acuerdos entre el partido de gobierno y los partidos de la oposición es un camino de ida y vuelta, no una carretera unidireccional que sólo debe transitar la oposición.
Pues bien, lo observado en estos poco más de siete meses de mandato no puede ser mas desalentador. La negativa del equipo del señor Canteli a asumir alguna de nuestras proposiciones, la ocultación a la oposición de los datos relativos a la gestión por parte del gobierno de los fondos EDUSI o su negativa a valorar siquiera la iniciativa del grupo socialista de modificar el Reglamento Orgánico del Pleno para incluir en su articulado las mociones de control, no son más que una muestra evidente de los intentos del señor Canteli de hurtar el debate público y de amordazar a la oposición negándole la posibilidad ejercer su imprescindible labor de control político. Craso error. La totalidad del equipo de gobierno municipal con el Alcalde al frente deberían saber que, en un sistema democrático, la labor de la oposición es esencial y su ejercicio responsable consolida y engrandece las instituciones.
Por nuestra parte, bajo la dirección de Carlos Fernández Llaneza, seguiremos ejerciendo esa oposición leal y responsable que nos demandan los vecinos y las vecinas de Oviedo, especialmente en aquellos asuntos que tienen un carácter estratégico o de «ciudad». Por ello, a pesar de la actitud desdeñosa y en ocasiones soberbia del señor Canteli y de su equipo, nuestra mano sigue tendida. Oviedo se lo merece.